sábado, 5 de septiembre de 2009

"Boulevard"

Hoy vuelvo a escribir, con un tango arremangado en la cabeza,
pero no es un tango cualquiera, es un tango feliz, entre el viento del sur que mata los pómulos y palpita la ilusión.
El sentir de la llovizna, hace pensar la destreza del sonido.
Cada sensanción arremete punzante entre recuerdos y epígrafes, marcados a fuego.
El Boulevard de Ingeniero White no se parece en nada al de Sabina, hoy aqui los pibes se descuartizan por un ramo de gloria, gloria estéril, gloria que percibe el humo de la fabrica que pelea y pelea entre noches fatigadas de amoríos perdidos, de peleas absurdas, de melodías callejeras, muy desordenadas, muy bravuconas.
El descampado de mi ciudad son una gota de barro en medio de la insolación fascista.
Mi casa se empobrece mas, la pintura desteñida y esa intuición de que nada cambiara para bien aquí.
El perro que siempre corre en círculos alrededor del árbol, las rejas para que no dañen las flores, cual sea el sentido hace que las flores mueran entre la lluvia y su tristeza se desgrane en un pasto alto, poco cortado, pues papá sale a laburar temprano y no tiene tiempo de cuidar el jardín, porque mamá se desloma en la escuela pública y no tiene ganas de arreglar el jardin, y la abuela sonsa en su sordera, mira la ventana y no quiere o ya no puede arreglar el jardín.
Tan solo contempla la chicharra del tren en 2 oportunidades al dia, un zumbido a la mañana y otro a la tarde, tren de carga que nada carga, porque la astucia de algunos acecho sin culpa el oxido de las vías.
Entonces mi casa muere triste, acongojada, mi visita es un pedazo de tristeza mas.
Pero esto no derrumba los sueños que se han depositado, claro que no! porque el sin fin de la vejez es acechar sin tregua, entonces la pelota que quema se pasa de mano en mano, para ver si alguno llega a apagar el fuego y descansar en el río.
Hoy vuelvo a escribir, en un charco de savia, entre ampollas y sueños, sin perder la ternura, ciego de amor, pensando en que sera de mi proximo regreso, si es que la alcurnia no me deja en celo.